Los caminantes enérgicos tenían un 35 por ciento menos de riesgo de morir, un 25 por ciento menos de posibilidades de desarrollar una enfermedad cardíaca o un cáncer y un 30 por ciento menos de riesgo de desarrollar demencia, en comparación con aquellos cuyo ritmo promedio era más lento.

Para poner estas cifras en perspectiva, una persona cuyo total de pasos diarios incluya entre 2400 y 3000 que sean caminatas enérgicas podría ver una fuerte reducción del riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, cáncer y demencia, incluso sin dar muchos pasos adicionales más allá del número total diario.

“No tiene por qué ser una sesión consecutiva de 30 minutos”, dijo Matthew Ahmadi, investigador de la Universidad de Sídney y uno de los autores de los estudios. “Puede ser simplemente en breves ráfagas aquí y allá a lo largo del día”.

Pero lo importante es procurar caminar un poco más rápido que el ritmo habitual. En cuanto a las diferencias entre caminar a paso ligero y trotar, no había suficientes datos para determinar si uno era mejor que otro, y ambos daban lugar a mejores resultados de salud en general que un ritmo medio más lento. Aun así, un estudio de 2013 siguió a 49.005 corredores y caminantes y sugirió que caminar a paso ligero o trotar distancias similares ofrecen beneficios similares para la salud del corazón, aunque caminar un kilómetro lleva más tiempo.

Este estudio forma parte de la investigación en curso sobre la importancia de la intensidad del ejercicio para diversos resultados de salud. Estos últimos hallazgos sugieren que mantener una buena salud no requiere necesariamente una gran cantidad de ejercicio de alta intensidad y que una cantidad regular de ejercicio de intensidad moderada, como caminar a paso ligero, puede ofrecer un alto nivel de protección contra el desarrollo de condiciones tales como enfermedades del corazón, cáncer o demencia.

Cuando se trata de incorporar un ejercicio más intenso a la vida diaria, Tamanna Singh, cardióloga de la Clínica Cleveland, suele recordar a sus pacientes que todo es relativo. “Todo el mundo parte de un estado de entrenamiento diferente”, dijo.

Un ritmo rápido para una persona puede no serlo para otra, pero lo que importa es el esfuerzo relativo. A una intensidad de ejercicio ligera, una persona puede cantar una canción, mientras que a una intensidad moderada, una persona puede mantener fácilmente una conversación, pero le costaría cantar. A intensidades más altas, la conversación se vuelve difícil, si no imposible.

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